Poemas de Kryzia Villada

El remedio del sabor

  Se rentó el cuarto de al lado,
           pasos en un azotea que se abre al aire,
por la ventana entra la noche y la luz del rótulo,
el rojo y el blanco
reflejados en la pantalla limpiada diez mil veces
la sobrevivencia de las mucamas,

Primera llamada

los telones largos y brillantes se deslizan,

se escucha el grifo de agua que cae con furia,
sábanas frías por el suelo,
un silencio con sonido de zipper,
la boca sopla un pudor que entra al músculo
y tal cusco salta el monte cruzando así el muro del útero,
el colchón oscila tanto que la Biblia se cae del buró

la gente aplaude

***

Y en un ¡pum!
regresa al charco de ilusión

dale la lluvia a las plantas
ellas hacen fiesta con la humedad

satúrate a la raíz del pasado
palmas arriba y sentirás el fresco.

Los mosquitos luchan entre gotas al vuelo
pisamos tierra y no luchamos

sin saborear el devenir no habrá ningún reclamo
ni juicio que lo suspenda,
porque no lo hubo al tocarse, al sentirse

Así que se cierra el trato aquí
sin testigos más que la ausencia y el hastío
parados en una esquina rozándose al cielo

***

Punta de la arena

Los días ya están coloridos, deberías venir a acariciarme, a estar así nomas viendo el sol, o igual vamos a pasear en el carro, y te sientas al lado mientras yo le sonrío al retrovisor. No veríamos a nadie pasar y el clima no estará tan frío o demasiado soleado.
Una carretera larga enfrente de nosotros, una muy muy gris.

Un regalo

***

Y entonces me rodeé de cactus secos
la tierra fértil se había acabado

el asiento de al lado no podía venir solo
tenía que estar ocupado por quien fuese

una llamada tras otra,
buscando un sí voy

tecleo el mismo número al terminar la vuelta
sigue sonando ocupado, porque iba a cambiar

la primera llamada es la misma que la última,
una isla cambia hasta que se hunde.

***

Es en un carro dónde ocurrió

a mí padre le gustan los carros,
los cuida, les limpia las ropas,
los pule brillante

el asiento es duro
y el volante no me deja estirar las piernas

sigo adelante cargando maletas de lo que no recuerdo

estiro la pierna y suena el claxon,
los deseos cantan tal cual pajarito amarillo
picoteando la ventana
tin, tin, tin

***

El cofre se llena de mierda de paloma,
a veces son manchas de ácido,

las llantas recogen lo que se deja en las calles
un montón de ojos que no lloran,
y flores que nunca pierden su verde vivo

el plateado sigue andando sin retrovisor,
los que me ayudaban

se cansaron de dar abrazos a lo inerte,

subo el volumen de la radio, no para cantar,
sino para no ver el golpeteo de imágenes en las ventanas

taz, taz, taz, taz

***

Le abrí la puerta de atrás al amor masculino,
mi padre ya estaba allí sentado con cara triste

él otro no se subió, cerré la puerta y me fuí

***

La vuelta en círculo no me dejó vencida,
me detuve y de un jalón abrí la cajuela
un jalón nada más

junté las maletas viejas,
los regalos sin abrir y los quemé.

 

Kryzia Villada (Santa Clarita, Estados Unidos, 1989)

Estudió Antropología Lingüística, en San Diego. Actualmente, estudia Cinematografía en Madrid y continúa sus estudios a distancia en Ciencia Política y chino mandarín en la Universidad de Hawai’i.