La urgencia del voto en esta segunda vuelta

La protesta social iniciada el 18 de octubre de 2019, propició la
emergencia del pueblo como multiplicidad cambiante y propuso nuevas formas de
relación social en torno a la producción y puesta en escena pública de
ilimitadas iniciativas artísticas y escriturales. Ese impulso, cuya intensidad
y diversificación promovió una nueva consciencia y densidad de las formas de
vida social, sobrevivió la represión brutal del gobierno de derecha, la
militarización de las calles y los montajes y atentados de los pacos, denunció
la manipulación de la prensa empresarial y planteó un horizonte de perspectivas
inéditas contra la explotación, la opresión sostenida por un sistema de
pensiones de hambre, aparejadas a millonarias ganancias de especulación
bursátil, la privatización de la educación y precarización del sistema educativo
público, y la miseria de la salud estatal; un horizonte opuesto a todo tipo de
discriminación, ya sea de género, identidad sexual, clase o hacia los y las migrantes.

La protesta social instaló espontáneamente, por su propia necesidad de
justicia, la dignidad, la igualdad de derechos y desmercantilización de la vida
de las personas que habitamos este país. Esta contradictadura debió conducir a
la destitución del gobierno de Piñera y a un proceso de radical renovación de
las instituciones estatales, pero la cobardía del congreso que eligió «la
paz» en lugar de la defensa de la causa popular impidió el reemplazo de un
presidente deslegitimado y que atentó contra la vida y libertad de los y las
ciudadanas, avaló el uso impune de la fuerzas represivas, que tuvo como
consecuencia asesinatos, la mutilación sistemática, la tortura y el
encarcelamiento bajo leyes abusivas, entre muchos otros daños cometidos contra
las y los manifestantes.

Es preciso retomar ese horizonte y dinámica de vínculos sociales en torno a
la justicia y la dignidad popular y la única defensa posible para ello es
evitar que la derecha siga gobernando y abusando del poder del Estado. Consideramos
que la presidencia de Boric proveerá un contexto que proteja el proceso
constituyente, lo que a su vez permitirá empujar cambios hacia una sociedad más
plural y equitativa.

Consideramos que abstenerse es elegir por descarte, dejar que las clases
que acaparan el bienestar y los privilegios elijan un gobierno autoritario,
discriminador, injusto y basado en el odio a la libertad de los y las
oprimidas. Hacemos un llamado a no abstenerse, votar por Boric y promover que
las personas que nos rodean voten por él, pues en esos casi ocho millones que
no votaron el 21 de noviembre es donde se juega el futuro gobierno.